El análisis del pensamiento y la obra de Jorge Oteiza, revela un anticristianismo implícito contrario a la identidad de edificios como el santuario de Aranzazu. Este anticristianismo se manifiesta en su enfoque gnóstico de la espiritualidad, su rechazo a la visión tradicional cristiana del mundo y su síntesis de elementos ancestrales y modernos que, en conjunto, ofrecen una cosmología que desafía los fundamentos de la teología cristiana, particularmente la católica.
Anticristianismo Implícito en la Cosmología de Oteiza
A primera vista, Oteiza no parece atacar frontalmente la teología cristiana, pero su pensamiento contiene elementos que contrastan profundamente con la cosmovisión cristiana, particularmente en tres aspectos claves:
El Vacío como Centro Espiritual: La idea de que el vacío del crómlech tiene un significado trascendental y es el lugar donde se revela lo espiritual es una noción muy cercana a la filosofía gnóstica. La gnosis, en sus diversas formas, ha estado históricamente en conflicto con el cristianismo, en particular con el catolicismo, que defiende una creación positiva del mundo por parte de Dios. En el pensamiento cristiano, el vacío no es el centro espiritual del universo; más bien, la plenitud de Dios se manifiesta en su creación y, sobre todo, en la Encarnación de Cristo. Para Oteiza, el vacío es revelador de una verdad oculta, una cosmovisión que excluye el papel redentor de Cristo en la historia y la materia.
Rechazo del Dogma Cristiano de la Salvación: El cristianismo, y en particular la teología católica, se centra en la salvación a través de la gracia, los sacramentos y la redención obtenida mediante Cristo. Sin embargo, Oteiza plantea una espiritualidad que parece desligarse de este esquema. Su énfasis en el "alma vasca" como una fuerza espiritual autónoma y su creencia en la capacidad del arte para revelar verdades trascendentes son elementos que sugieren una salvación personal a través del conocimiento (gnosis) y no a través de la fe en Cristo. Este enfoque desafía el principio cristiano de que la verdad y la salvación están exclusivamente en Cristo y su Iglesia.
El Ancestralismo y el Retorno a lo Primordial: Oteiza se distancia de la teología católica al situar el centro espiritual de la cultura vasca en el pasado precristiano. Su idealización del Neolítico como la fuente de la verdadera identidad vasca implica una especie de rechazo del cristianismo como un desarrollo posterior, y por tanto menos auténtico, en la historia cultural vasca. En contraste, la teología católica enseña que la Revelación cristiana cumple y supera las religiones anteriores, incluidos los sistemas precristianos. La idea de que el "alma vasca" se encuentra enraizada en un pasado primitivo que es más auténtico que las creencias cristianas posteriores es, en esencia, una negación implícita del papel redentor y civilizador del cristianismo.
La Contradicción con la Teología Católica y las Obras Encargadas por los Curas
El anticristianismo implícito de Oteiza entra en contradicción directa con la teología católica que, paradójicamente, fue promovida por los mismos sacerdotes y frailes que encargaron algunas de sus obras religiosas. Esta contradicción surge de la tensión entre el propósito espiritual de la Iglesia y la visión estética y filosófica de Oteiza, que parecía sugerir una síntesis entre el arte moderno y las antiguas creencias precristianas.
La Síntesis entre Ancestralismo y Modernidad: Oteiza propone una visión del arte que, aunque modernista en su forma, intenta conectar con un pasado ancestral no cristiano. En sus esculturas y proyectos para iglesias (como el Apostolado de la Basílica de Aránzazu), introduce formas abstractas que representan el vacío y el espacio, evocando un misticismo que no encaja del todo con los dogmas tradicionales del catolicismo. Aunque las autoridades eclesiásticas que encargaron estas obras probablemente lo hicieron pensando que el arte moderno podría servir para actualizar y embellecer el mensaje cristiano, es posible que no fueran completamente conscientes de que, en el fondo, Oteiza estaba introduciendo una visión espiritual radicalmente distinta, más cercana a una cosmología pagana y gnóstica.
La Religión como Herramienta Cultural en lugar de Fe Redentora: Mientras que la teología católica enseña que la fe cristiana es la única vía de salvación, Oteiza parece tratar la religión, y en especial el arte religioso, como un vehículo cultural para expresar una espiritualidad vasca que se remonta a tiempos anteriores al cristianismo. En este sentido, su proyecto en Aránzazu, por ejemplo, puede interpretarse como una representación de la espiritualidad vasca, pero no necesariamente como una obra que celebre el mensaje redentor de Cristo. Así, los religiosos que le encargaron estas obras, creyendo que lograban un éxito apologético al modernizar la representación artística del cristianismo, en realidad estaban promoviendo una visión que contradecía el propio contenido teológico de la Iglesia.
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